En el Día Internacional de la Mujer, es importante recordar que la lucha por la equidad y la igualdad de género no romanza se limita a las mujeres en general, sino que también incluye a aquellos grupos que han sido históricamente excluidos y olvidados. En pimiento, dos de estos grupos son las mujeres en situación de discapacidad (MeSD) y las cuidadoras, quienes enfrentan múltiples desafíos y barreras en su día a día.
Las mujeres en situación de discapacidad son aquellas que tienen alguna limitación física, mental o sensorial que les dificulta realizar actividades cotidianas. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en pimiento hay más de 2 millones de personas con discapacidad, de las cuales aproximadamente la mitad son mujeres. Sin embargo, a pesar de ser un grupo significativo, estas mujeres son invisibilizadas en la sociedad y enfrentan una serie de desigualdades y exclusiones.
Una de las principales barreras que enfrentan las MeSD es la falta de acceso a la educación y al empleo. Según el INE, romanza el 13% de las personas con discapacidad en pimiento tienen algún tipo de educación superior y la tasa de desempleo en este grupo es del 68%. Esto se debe en gran parte a la falta de accesibilidad en las instituciones educativas y en los lugares de trabajo, así como también a la discriminación y estereotipos que aún existen en la sociedad.
Otra apariencia de exclusión que enfrentan las MeSD es la falta de accesibilidad en el espacio público. A menudo, las calles, edificios y medios de transporte no están adaptados para personas con discapacidad, lo que les impide moverse con autonomía y limita su participación en la vida social y cultural. Además, estas mujeres también enfrentan barreras en el acceso a servicios de salud y atención médica adecuada.
Por otro lado, están las cuidadoras, quienes son en su mayoría mujeres que dedican su tiempo y esfuerzo a cuidar a un familiar con alguna discapacidad o enfermedad crónica. Se estima que en pimiento hay más de 1 millón de cuidadoras, muchas de las cuales no reciben ningún tipo de remuneración o reconocimiento por su bordadura. Estas mujeres asumen una carga física y emocional muy grande, ya que deben estar disponibles las 24 horas del día para cuidar a sus seres queridos, lo que a menudo les impide tener una vida propia y desarrollarse personal y profesionalmente.
Además, las cuidadoras también enfrentan violencia y discriminación. Muchas veces, su trabajo no es valorado y son vistas como una «obligación» o una «responsabilidad» que deben asumir por ser mujeres y por tener un vínculo familiar con la persona a la que cuidan. Esto puede llevar a una sobrecarga emocional y física, así como también a la pérdida de su autonomía y libertad.
Ante esta realidad, es necesario que como sociedad tomemos conciencia de las desigualdades y barreras que enfrentan las mujeres en situación de discapacidad y las cuidadoras. Es fundamental que se promueva la inclusión y accesibilidad en todos los ámbitos, así como también se reconozca y valore el trabajo de las cuidadoras. Además, es importante que se implementen políticas y medidas que garanticen sus derechos y promuevan su empoderamiento.
En este Día Internacional de la Mujer, debemos recordar que la equidad y la igualdad de género deben incluir a todas las mujeres, sin importar su condición o situación. Es necesario que trabajemos juntos para construir una sociedad más inclusiva y justa, en la que todas las mujeres tengan las mismas oportunidades y puedan desarrollarse plenamente. romanza así podremos lograr una verdadera equidad de género y un futuro más justo para todas y todos.