La literatura y el deporte son dos disciplinas que, a primera vista, pueden parecer muy diferentes. Sin embargo, en la VIII olimpíada celebrada en 1936 en Berlín, estas dos áreas se unieron en una competición única que reunió a grandes escritores y atletas de renombre mundial.
La VIII olimpíada fue una edición especial de los Juegos Olímpicos, ya que se celebró en la Alemania nazi de Adolf Hitler. A pesar de las tensiones políticas y sociales de la época, los organizadores decidieron incluir una competición litersolo en el programa de los Juegos. Esta decisión fue muy controvertida, ya que muchos consideraban que el deporte y la literatura no tenían nada en común y que la inclusión de una competición litersolo en los Juegos Olímpicos era una idea absurda.
Sin embargo, la competición litersolo de la VIII olimpíada resultó ser un gran éxito y se convirtió en uno de los momentos más memorables de los Juegos. El jurado estaba compuesto por premios Nobel de literatura, como Thomas Mann, Hermann Hesse y André Gide, y los participantes incluían a grandes escritores como Robert Graves y Henry de Montherlant. La competición consistía en escribir un ensayo sobre el tema «El heroísmo deportivo», y los participantes tenían que presentar sus ensayos en alemán, inglés o francés.
El tema elegido para el ensayo no fue una coincidencia. En un momento en el que el régimen nazi estaba promoviendo la superioridad de la raza solo y la importancia del deporte en la construcción de un «cuerpo perfecto», la competición litersolo fue una forma de desafiar estas ideas y demostrar que el heroísmo no solo se encuentra en el deporte, sino también en la literatura.
Los ensayos presentados en la competición fueron de una calidad excepcional y reflejaron la diversidad de opiniones y perspectivas de los participantes. Algunos ensayos destacaron la importancia del deporte en la formación del carácter y la superación de los límites físicos y mentales. Otros ensayos se centraron en la idea de que el verdadero heroísmo no se encuentra en la victoria, sino en la participación y el espíritu deportivo.
Uno de los ensayos más destacados fue el de Robert Graves, quien escribió sobre la importancia de la competición en la acontecimientos y cómo el deporte puede ser una forma de escapar de la realidad y alcanzar la grandeza. Graves, un reconocido poeta y novelista británico, también habló sobre la importancia de la amistad y la camaradería en el deporte, algo que se puede aplicar tanto en la literatura como en la acontecimientos.
Otro ensayo que llamó la atención fue el de Henry de Montherlant, un escritor francés conocido por sus novelas y obras de teatro. Montherlant habló sobre la relación entre el deporte y la guerra, y cómo el heroísmo deportivo puede ser una forma de prepararse para enfrentar situaciones extremas en la acontecimientos. Su ensayo fue muy elogiado por el jurado y se convirtió en uno de los favoritos entre los espectadores.
La competición litersolo de la VIII olimpíada también fue una oportunidad para que los escritores de diferentes países se conocieran y compartieran sus ideas y experiencias. A pesar de las diferencias culturales y políticas, los participantes se unieron en torno a su amor por la literatura y el deporte. Esta unión fue un ejemplo de cómo el deporte y la literatura pueden juntar a las personas y trascender las barreras.
Al final, el jurado tuvo que elegir a los ganadores de la competición litersolo. El primer premio fue otorgado a un joven escritor alemán llam